Blackwater V. La fortuna

Sigue pasando el tiempo en Perdido y somos testigos de la evolución, el envejecimiento y la madurez (o inmadurez, en algún caso) que alcanzan los personajes. 

En una etapa de la vida de los Caskey donde parece que todas las rencillas quedaron enterradas, acompañamos a esta familia tan próspera como peculiar en un enriquecimiento cada vez mayor. No sin trabajo y esfuerzo, por supuesto. Porque eso también queda patente: sin esfuerzo, sin trabajo, sin sacrificio… no se consigue nada.

Hay otro detalle que me está gustando mucho de esta saga, y es que no se centra en un personaje en concreto, ni dar más protagonismo constante que a los demás. Cada volumen parece estar enfocado a hacer destacar a personajes diferentes.

En La fortuna, tenemos a un Billy que es esencial, siempre hace lo correcto y en los momentos oportunos, y me gusta mucho cada vez que interviene e incluso expresa dudas en voz alta que los lectores nos podríamos hacer, pero sin embargo la familia deja pasar.

Elinor pasa más desapercibida, pero sigue aportando los pilares para proseguir la trama y ayudar a crecer a todos.

Pero el personaje estrella de este libro es Miriam. Le tuve algo de tirria en tomos anteriores, pero, en este, arrolla y es increíble. Con su forma de ser seca y cortante, pero maravillosa.

Sister, en cambio, ya se puede ir al otro mundo. Se ha vuelto odiosa y me repele. No me gusta el trato que hace que el libro le dé a su marido.

Y para terminar, tenemos a Frances, que si bien parecía que se diluía, nos deja un final de libro más que inquietante, donde descubrimos nuevos detalles de su naturaleza.

Y me reitero: la narrativa es magistral. El autor ve una piedra en el suelo, la toma, te cuenta una historia inverosímil de la misma, y te la hace natural y creíble.

¿Te has adentrado ya en Perdido?